viernes, 23 de mayo de 2008

UMBANDA - NOTA DIARIO EL DIA DE LA PLATA

NOTA UMBANDA - DIARIO EL DIA DE LA PLATA - 18 DE MAYO 2008


INFORMACION GENERAL
La Umbanda Es una de las religiones afroabrasileras más modernas.
Secta, macabrismo y brujería son las palabras más frecuentes con las que se la identifica. En nuestra Región hay más de 100 templos en los que se la practica. Fotos Hernán España Por MARÍA VIRGINIA BRUNO



Las religiones afroamericanas resultan de una múltiple combinación de elementos. Incluyen las prácticas culturales traídas al “nuevo mundo“ por los esclavos negros, el catolicismo impartido por los españoles y portugueses, el espiritismo creado por Allan Kardec en Francia a mediados del siglo XIX y, en menor medida, las costumbres de los aborígenes americanos. Esta conjunción, dio orgien a múltiples expresiones religiosas entre las que se encuentra la Umbanda.
Según cuenta el mito popular su origen se dio en una sesión espiritista en Río de Janeiro en 1908, en la que un joven había sido invitado para tratar de solucionar algunos problemas extraños que venía manifestando. En la mesa, el muchacho llamado Zélio de Moraes incorpora en su cuerpo el espíritu de un caboclo, un indio que por ser considerado “atrasado“ fue invitado a retirarse. El Caboclo de las Siete Encrucijadas persistió y se presentó como el fundador de la Umbanda, un nuevo culto “destinado al beneficio de sus hermanos y a la práctica de la caridad, con una fuerte base en el Evangelio de Jesús“.
Su presencia en el país data de la década del ´60 de la mano de la corriente inmigratoria brasilera y uruguaya. Pero no sería hasta entrada la democracia cuando comienza a desarrollarse en su máxima expresión. Para el antropólogo y especialista en la temática Alejandro Frigerio su expansión en la Argentina está relacionada con el hecho de que las mismas proporcionan un marco institucional y una síntesis viable a creencias y prácticas religiosas previamente presentes en los sectores populares de nuestro país como las visitas a “curanderos“ y “videntes“ buscando ayuda para la solución de problemas.
Las religiones africanistas están basadas en la existencia de una escala de entidades con distinto grado de evolución espiritual. Olodumare, que sería Dios, está en el ápice. Crea el universo y lo deja en manos de entidades africanas, Orixás. Cada uno de éstos tiene dominio sobre un elemento de la naturaleza o de la actividad humana. Para algunos, serían mensajeros de Olodumare; para otros, sus partes constituyentes. Por debajo, se encuentran los guías espirituales de la Umbanda: caboclos (espíritus de indios) y pretos velhos (esclavos africanos viejos). Más allá, están las deidades de la Kimbanda, Exú y Pomba Giras, espíritus de marginados y rebeldes castigados y torturados por impartir sus creencias.
La Umbanda no practica un culto directo a los Orixá sino que lo hacen a través de los guías espirituales. Los templos umbandistas abren sus puertas para las sesiones de caridad en las que los caciques (sacerdotes) reciben en sus cuerpos a los espíritus de indios y de esclavos negros que dan consejos a los personas que buscan su ayuda para solucionar problemas de salud, trabajo o amor. Todos los caciques, como todos los creyentes, son hijos de una deidad en particular. Es por esto que se conocen socialmente como, por ejemplo, “María de Iemanjá“ (María hija de la Orixá del agua salada) o “Santiago de Ogum“ (Santiago hijo del Orixá guerrero). En total, se conocen 601 Orixá. Pero a los que generalmente se le rinde culto son a Bará, Ogum, Xapaná, Odé, Ossaín, Xangó, Iemanjá, Obá, Otim, Oiá, Naná, Oxum, Iansá, Oxalá, Ibejí.
El estigma
El sacrificio de animales es el mayor estigma. En la Umbanda no se inmolan animales como se cree. Todas las ofrendas que se realizan a las entidades son naturales, haciendo honor a cada uno de los elementos de la naturaleza que representan. De todos modos, existen líneas afroamericanas, como por ejemplo la Kimbanda o el Batuque, en las que sí se sacrifican animales y esto es reconocido por los mismos religiosos; de todos modos, la inmolación no es entendida como “algo macabro“.
“Todo se hace con mucho respeto. Si es malo sacrificar un animal... ¿Cómo se entiende a las personas que también matan animales y después se los comen? Hay mucha gente que no lo ve de esa forma. En esos rituales se reza cuando se hace y se agradece por ese alimento que después se comparte entre todos“, asegura el cacique Santiago de Ogum, presidente de Asrau, institución umbandista habilitada por el Registro Nacional de Cultos que se desarrolla como una Asociación Civil sin fines de Lucro con una amplia actividad social en su haber.
“En La Plata hay algunos sacerdotes formados en ley pero también hay muchas personas con formación casi nula que se autoproclaman como sacerdotes. En cuanto a la cantidad de templos debe haber aproximadamente 120 sumando Berisso y Ensenada; pero me sobrarían los dedos para contar la cantidad de sacaerdotes de verdad“, manifiesta el Babalorixá (Pai de Santo; padre poseedor de Orixá) Marcelo de Oiá, en su casa de consultas privadas de 78 entre 131 y 132.
Ubicadas en su mayoría alrededor de la estación de trenes, las santerias son los lugares que los interesados eligen para sacar sus dudas con respecto al funcionamiento de los templos en la ciudad. Algunos empleados, como L , prefieren no dar su nombre, ya que no hace mucho ha tenido problemas con el cacique del templo al que frecuentaba. “Como en todos lados, hay mucho versero dando vueltas“, asegura la joven y manifiesta que “en nombre de la religión, son muchos los que lucran y te quieren sacar plata. La gente va desesperada y le cuesta mucho darse cuenta de eso“.
Es por esta razón que muchos de los referentes de la religión interesados en que esta situación que tanto los perjudica se termine, trabajan en un proyecto paralelo al registro oficial de cada templo, para que se haga lo mismo con los sacerdotes. “De esta forma, todos los que no están preparados como corresponde, quedarían fuera del sistema y sería una buena medida para empezar a terminar con los chantas que tanto mal le hacen a la Religión“, asegura Marcelo de Oiá.




En el país
Según las últimas estadísticas del Registro Nacional de Cultos, en la Argentina hay más de 400 templos afrobrasileros habilitados para funcionar. De todos modos, son los propios creyentes quienes aseguran que en realidad esa cifra se ha multiplicado notablemente en los últimos años. “Hasta hace poco tiempo había muchos requisitos legales para cumplir y muchos no tenían abogados, plata o las ganas de cumplir con las formalidades. Recién ahora se hizo más facil el registro y muchos no lo saben. Además, si hay libertad religiosa no es necesario registrarse o no les parece importante hacerlo“, asegura Frigerio quién entiende que no es una práctica perteneciente únicamente a las clases bajas, como se cree.
Entre las instituciones que más fieles aglutinan en el país se encuentran Asrau (Asociación Social y Cultural Africanista y Umbandista) cuyo presidente es el cacique Santiago de Ogum; Omío Babá coordinado por Mai Peggy de Iemanjá y la Federación Metropolitana representado por Pai Alfredo de Ogum. Todas, se caracterizan por el fuerte trabajo social que incluyen en sus actividades las que, muchas veces, “son más reconocidas fuera del país“.
“Creo que el peor error que se comete es juzgar sin conocer. Acá no hay solamente trabajo religioso. Somos creadores de proyectos, primeros fundadores del foro de la seguridad. Tenemos convenios internacionales a nivel cultural con Uruguay y Brasil; acompañamos la campaña vial. Estamos insertados haciendo una acción social muy amplia. Desde comedores, bibliotecas populares, donaciones, grandes entregas en municipios donde hubo inundaciones“, afirma Santiago de Ogum, en su templo de San Francisco Solano, el cual fue uno de los primeros en inscribirse en 1976 y cuyas puertas fueron abiertas totalmente por entender que “no tenemos nada que ocultar pero tampoco tenemos nada que probarle a la sociedad. La Fé no se puede cuestionar“.
Una sesión de caridad
Es viernes a la noche en San francisco Solano. Las puertas del templo del cacique Santiago de Ogum se abren, una vez más, para una sesión de caridad. Muchos son los jefes de otros terreiros que se han acercado al evento. También hay feligresía presente, un cura carismático con un grupo de fieles colaboradores, un fotógrafo y una periodista. Todos dispuestos a presenciar y formar parte de este tradicional ritual Umbanda.
El congal (altar) está listo. Las imágenes y las estatuillas sagradas se iluminan con la tenue luz de las tres velas. El “Pai“ (así le dicen por costumbre sus hijos de religión) Santiago se posa enfrente. El resto de los presentes lo rodean, en forma de semicírculo, a la espera de la iniciación.
Todos están vestidos de blanco. Las mujeres con largas y almidonadas polleras. Los hombres con túnicas y pantalones. “El blanco significa pureza y la Umbanda es pura y natural“. Todos están descalzos. “Para que la tierra nos saque la mala energía“. La defumación de la sala es lo que continúa. “Hay que equilibrar las energías“. La mezcla de incienso, mirra y benjuí inunda la sala, generando un ambiente propicio “para la llegada de los guías espirituales a la Tierra“.
Las voces de las mujeres resaltan del resto con cantos afrobrasileros. Una misma canción empieza, termina y vuelve a comenzar. El Pai Santiago sigue parado frente al congal, con la mirada fija en él. Dos cambones (ayudantes del guía que baja) se paran detrás y el lugar queda en silencio de repente.
De a uno, todos se acercan al altar. Se acuestan boca abajo en el piso y cumplen con la batida de cabezas (reverencia sagrada). “La iniciación del rito es lo que más tarda“. Lo que sigue es el rezo en conjunto del Padre Nuestro.
Los tres batuques comienzan a repiquetear. La voz gruesa del Pai Leo de Ogum contagia la sala con un cántico alegre, brasilero. Las mujeres se suman. Las maracas suenan en el fondo y el rezo del Pai Santiago, que continúa mirando el congal, se escucha cada vez más fuerte. Camina de un lado al otro. Se toca la cabeza. La música aumenta. Se para otra vez frente al congal. Extiende las piernas, tiembla y entra en trance. Los cantos se contagian de vértigo.





El momento ha llegado. Santiago ha dejado de ser Santiago. El espíritu de Ogum Megé ha entrado en su cuerpo.
El caboclo baila y gira en el mismo lugar. Da la bienvenida en su idioma, el portugués. Su cambón le venda los ojos con un aterciopelado pañuelo rojo. “Ogum Megé era un guerrero y quedó ciego“. El canto, los tambores y el baile se siguen extendiendo en la sala. Todos miran al guía espiritual, lo rodean, lo alaban, lo ofrendan con cerveza, cigarrillos y miel.
Es la hora de la caridad. Todos los que deseen pueden pasar a hablar con Ogum Megé frente al congal. “El les da consejos sobre la vida y trata de ayudarlos en la solución de sus problemas. Los guía en su camino por la Tierra“.
El ritual está pronto a culminar. Cada uno de a poco va volviendo a sus lugares. Saludan y alaban otra vez a Ogum Megé que baila y gira en el mismo lugar. El cambón le saca la venda de los ojos, da una última pitada al cigarrillo y empieza a caminar de un lado al otro. Se para otra vez frente al congal. Extiende las piernas, tiembla y sale de la transición. El espíritu de Ogum Megé se ha ido, el Pai Santiago ha vuelto.
Diario El Dia, Publicado en Edición Impresa: Revista Domingo 18/05/2008 UMBANDA (ver)
ASRAU, quiere agradecer a los directores del diario El Día de la Plata, donde debemos destacar el trabajo de la periodista MARÍA VIRGINIA BRUNO por el respeto y la autenticidad del documento publicado, quien no busco el sensacionalismo sino informar objetivamente de lo que es Nuestra Religión Umbanda, Muchas Gracias